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La Parrilla, uno de los establecimientos más longevos de Ronda

Fachada del establecimiento ubicado en la carretera de Ronda a San Pedro Alcántara.  // CharryTV

Fachada del establecimiento ubicado en la carretera de Ronda a San Pedro Alcántara. // CharryTV

Comenzó como venta hace más de 50 años. En la actualidad cuenta con un hotel y un restaurante en el que se siguen apostando por las recetas tradicionales.

15 Jan 2025 - 09:36 // Charry TV Noticias

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El restaurante de la terraza junto a la piscina tiene capacidad para más de un centenar de personas. // CharryTV
El restaurante de la terraza junto a la piscina tiene capacidad para más de un centenar de personas. // CharryTV

Cuentan con una plantilla de más de una decena de profesionales, abriendo todos los días de la semana.  // CharryTV
Cuentan con una plantilla de más de una decena de profesionales, abriendo todos los días de la semana. // CharryTV

Todos sus platos, incluidos sus postres se elaboran en esta cocina, utilizando para ello productos de la zona. // CharryTV
Todos sus platos, incluidos sus postres se elaboran en esta cocina, utilizando para ello productos de la zona. // CharryTV

El hotel cuenta con una veintena de habitaciones.  // CharryTV
El hotel cuenta con una veintena de habitaciones. // CharryTV

Ani Rosillo y su cuñado son los actuales propietarios del negocio.  // CharryTV
Ani Rosillo y su cuñado son los actuales propietarios del negocio. // CharryTV

Paloma González

La Parrilla es uno de los establecimientos más longevos de Ronda, con más de 50 años de historia. Se encuentra en el kilómetro 2,5 de la carretera hacia San Pedro, la A-397. Para acceder a ella, hay que desviarse hacia el hospital y acceder a través de la segunda rotonda.

El negocio lo llevaban un matrimonio y sus tres hijos, quienes decidieron rehabilitar las instalaciones para convertirlas en el Hotel Sierra Hidalga.

“Eso fue hace 17 años. Mientras se hacían las obras, instalamos el restaurante de manera provisional en una terraza que teníamos justo al lado y que contaba con una piscina. Funcionó tan bien, que las obras terminaron y el restaurante se quedó allí”, explica Ani Rosillo.

Ella es ahora una de las propietarias junto a su cuñado Jordi. Explica que a lo largo de todos estos años han vivido momentos complicados, como la crisis económica de 2018 o la pandemia de COVID-19, a la que hay que sumar otros acontecimientos desagradables que les han afectado de manera particular.

“Nada más salir de la pandemia, después de esos meses tan duros de confinamiento en el que tuvimos los dos negocios cerrados, sufrimos un robo en el que agredieron a mi cuñado. Aquello fue durísimo. Sin olvidar los cortes de carretera. Cuando actuaron en esta zona, nos dejaron completamente aislados. Gracias a la entonces alcaldesa, Teresa Valdenebro, nos abrieron un acceso, pero fueron seis meses muy complicados para nosotros”.

Respecto a esta última cuestión, Rosillo destaca que la apertura del hospital al otro lado de la carretera no ha tenido toda la repercusión que esperaban en el negocio.

“Vienen familiares y sanitarios, pero la mayoría de nuestros clientes siguen siendo los habituales, trabajadores, gente de paso, muchos grupos, especialmente de moteros y personas que nos conocen desde hace muchísimos años. Para nosotros es una satisfacción tener generaciones de clientes que se han fidelizado y se acuerdan de los eventos que han celebrado aquí, como bodas o comuniones”.

El concepto de familia es extrapolable al de la plantilla, conformada por más de una decena de empleados. “Uno de ellos empezó con 15 o 16 años y ya tiene 50. Ha estado todo este tiempo con nosotros y tengo que decir que son todos de diez”.

El hotel cuenta con 21 habitaciones y un salón con capacidad para más de 80 personas. En la terraza se pueden atender a más de un centenar.

“No paramos y eso es una suerte. Abrimos muy temprano, damos muchísimos desayunos y continuamos con la comida. No continuamos por la noche porque abrimos todos los días y en algún momento tenemos que descansar”.

En La Parrilla siguen apostando por los desayunos tradicionales y las recetas de toda la vida en sus menús, elaboradas con productos de la zona.

“Si nos caracterizamos es porque mantenemos la tradición, con calidad y abundancia a buen precio. No compramos ni los postres porque nuestro cocinero quiere que sea todo casero. Eso es algo que le inculcó mi marido, que ya está jubilado. Él era quien se encargaba de la cocina y siempre nos decía: lo que no quieras para ti no se lo pongas al cliente. Guisaba como si fuese para él, manteniendo las recetas tradicionales de su madre”.

Los guisos o el rabo de toro son algunos de los platos que podemos encontrar en el menú, además de carnes y pescados en carta y los desayunos con molletes, aceite y chacinas de la comarca.

“Lo importante en todas las empresas es la constancia. Hay que resistir, seguir adelante pese a las dificultades y tener muchas ganas de trabajar. Creo que ahí está la fórmula. En cuanto al futuro, no sé si habrá relevo generacional. Está ahí mi hijo que trabaja bien y mucho. Supongo que sí, que habrá una tercera generación”, apunta Rosillo.

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