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“No puedo mirar sin llorar; han sido más de cuarenta años detrás de la barra”

El expropietario del pub se sigue emocionando cuando cruza por la puerta del local, situado en calle Jerez.  // CharryTV

El expropietario del pub se sigue emocionando cuando cruza por la puerta del local, situado en calle Jerez. // CharryTV

Recordamos con Manolo Espejo la historia de Pub La Bolera, el cual cerró para siempre hace unos meses

19 Sep 2024 - 10:08 // Charry TV Noticias

Paloma González

La oferta de ocio nocturno es cada vez más reducida en nuestra ciudad. El descenso de población, los cambios de hábitos de los consumidores, la subida de precios y el aumento de los costes para los empresarios son algunas de las razones que explican este fenómeno.

El Long Play ha sido uno de los últimos locales en cerrar definitivamente sus puertas y hace un par de meses lo hizo Pub La Bolera. Manolo Espejo, su expropietario, nos ha contado cómo han sido las más de cuatro décadas de historia de uno de los establecimientos más conocidos y frecuentados de la calle Jerez:

“Yo llegué a Ronda para pasar unos días. El local era de Pepe Corbacho y lo llevaban mi hermano Rafael, mi compadre Pedro y Manolo Benítez. Me lo ofrecieron y me pareció bien. Un año antes, estando en Almería, me había tocado la lotería y ya rondaba por mi cabeza la posibilidad de retirarme del fútbol y montar algún negocio”.

Así fue como un 1 de agosto de 1979 abrió sus puertas este establecimiento con el nombre de La Bolera. “Es que aquí había una bolera y todo el mundo lo llamaba así”, señala.

Espejo explica que, en sus comienzos, este local abría por las tardes. Uno de sus elementos más característicos eran sus sofás y la música que sonaba invitaba a las parejas a bailar “los lentos”.

Tras la reforma que se realizó en el año 1999 cambió el estilo y se optó por una música más comercial con un horario más amplio por las noches. Lo que no cambió, según su propietario, fue el cariño y la fidelidad de sus clientes:

"He tenido altos y bajos a lo largo de todos estos años, pero lo he pasado de cine con mi gente de Ronda y de la Serranía porque antes venía mucha gente de los pueblos. Para mí ha sido un orgullo tener este pub y considero que quedarme en esta bendita ciudad ha sido una de las mejores decisiones de mi vida”.

Tras un problema de salud durante la pandemia, Espejo decidió abandonar el negocio y dejarlo en manos de su hijo. Señala que trabajar durante la noche tras una barra no es fácil. “Te tiene que gustar, sino te quema. Y entiendo que a mi hijo no le gustara”, añade.

No obstante, el cierre sigue siendo muy reciente y son muchos los recuerdos que quedan en el local por lo que a Manolo Espejo se le sigue encogiendo el corazón cuando pasa por la puerta. “No puedo mirar sin llorar”, afirma.

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