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El rondeño Jorge Muñoz relata cómo vivió el Estallido Social de Chile en 2019

Las protestas comenzaron a finales de octubre de 2019 alentadas por el descontento social y teniendo como marco la subida de precios del transporte público. // Jorge Muñoz Bonet

Las protestas comenzaron a finales de octubre de 2019 alentadas por el descontento social y teniendo como marco la subida de precios del transporte público. // Jorge Muñoz Bonet

Durante su estancia en el país, el joven exploró parajes como la Patagonia o el desierto de Atacama y desarrolló una investigación sobre el mundo vitivinícola

28 Jan 2022 - 18:11 // Charry TV Noticias

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El rondeño recorrió el país durante meses y visitó parajes como la Patagonia chilena. // Jorge Muñoz Bonet
El rondeño recorrió el país durante meses y visitó parajes como la Patagonia chilena. // Jorge Muñoz Bonet

Muñoz llegó tras un largo viaje de cinco horas en avión hasta la famosa Isla de Pascua. // Jorge Muñoz Bonet
Muñoz llegó tras un largo viaje de cinco horas en avión hasta la famosa Isla de Pascua. // Jorge Muñoz Bonet

Jorge centró su proyecto final de carrera en un viñedo ubicado en el Valle del Elqui. // Jorge Muñoz Bonet
Jorge centró su proyecto final de carrera en un viñedo ubicado en el Valle del Elqui. // Jorge Muñoz Bonet

María José García

En el verano de 2019, el rondeño Jorge Muñoz aterrizaba en Santiago de Chile esperando encontrar en este exótico destino una experiencia Erasmus diferente, lejos de países europeos con una mayor demanda entre los estudiantes, como Italia o Alemania, entre otros.

Jorge, que comenzaba el quinto curso de Arquitectura en la Pontifica Universidad Católica de Chile, recuerda lo chocante que fue llegar al país con ropa veraniega y topar con cinco grados, aunque añade que la acogida fue muy buena por parte de los locales. Pero lo último que podía imaginar entonces el joven, era que en tan solo dos meses sería testigo de unas convulsas protestas que marcarían un antes y un después en la historia de aquel país y que tendrían como detonante la subida del precio de las tarifas del transporte público: el Estallido Social.

Aquel octubre comenzaron una serie de movilizaciones multitudinarias, incendios, saqueos y represión policial que se saldaron con una treintena de muertes y miles de heridos. “Lo viví realmente desconcertado porque uno va allí como estudiante para viajar y aprender cosas, pero ni mucho menos te esperas que a los dos meses te toque una situación tan grave”, quien relata que, de alguna manera, la forma en que se precipitaron los acontecimientos le llevó a informarse y a conocer de primera mano el contexto del país al que acababa de llegar.

Muñoz cuenta que, tan pronto como se acentuaron las protestas, la universidad y la embajada se pusieron en contacto con él para ofrecerle información. Tres semanas más tarde, y ante el estancamiento del conflicto, que había provocado la declaración del estado de emergencia, Jorge y sus amigos decidieron hacer las maletas y, aprovechando la devaluación del peso chileno, que incrementó el saldo de sus becas, exploraron rincones de una belleza singular.

“Recorrimos todo Chile, de sur a norte, hasta el desierto de Atacama. Llegamos a Bolivia, al Salar de Uyuni; a Perú…, fue una experiencia muy bonita. Y culminamos, antes de volver, en la Isla de Pascua, la isla de moáis, que todo el mundo conoce. Aunque yo no sabía que estaba tan lejos cuando cogí un avión de cinco horas que te dejaba a mitad del Océano Pacífico”, narra Muñoz. El rondeño cuenta que su inquietud por la arquitectura la desarrolló gracias a la emoción que le inspiraban destinos y espacios, algo que cree, alimentó en un primer momento su padre, dedicado a la ingeniería.

A la hora de ser preguntado por las intervenciones arquitectónicas que destaca de Ronda, Muñoz menciona el laureado Camino de Albacar de Sergio Valadez: “Ha sido bastante gratificante para la ciudad y creo que estos son proyectos que pueden ayudar mucho, ya no solo por el hecho de que se hagan cosas bonitas, sino porque debemos seguir haciendo que crezca la ciudad, Ronda no solo es lo que es, sino lo que puede llegar a ser”.

Actualmente, el joven se encuentra inmerso en un trabajo que tiene como fin dar visibilidad a zonas rurales afectadas por la despoblación, y en el que interviene un equipo multidisciplinar.

Un proyecto ligado al vino

Además de sentir pasión por la arquitectura, el rondeño siempre ha estado muy vinculado al mundo vitivinícola, ya que su padre, Antonio Muñoz, es uno de los fundadores de la Bodega Cuesta La Viña, en Montecorto. De hecho, Jorge, de niño, se convirtió en la imagen promocional de un vino que su padre bautizó como él.

Es por ello que, en Chile, tuvo la oportunidad de desarrollar en torno a esta temática su proyecto de investigación final de carrera. “Me ayudó mucho un enólogo chileno que vive en Ronda, Rodrigo, y me puso en contacto con Marcelo Retamal que es uno de los mejores enólogos del país y tuve la oportunidad de ir a un lugar prácticamente remoto, al norte de Chile, en mitad de Los Andes. Estaba a unos 2.000 y pico metros de altura, cosa que no es muy común en viñedos, y desarrollé la investigación acerca de ese paisaje que era espectacular y cómo los viñedos habían transformado ese lugar”.

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