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“En el pueblo tenemos que establecer referentes para el colectivo LGTBIQ+”

Jesús tuvo que llevar a cabo un largo proceso de aceptación de su orientación, ya que creció en un entorno sin referentes que le hicieran sentirse seguro y como uno más. // Jesús Villanueva

Jesús Villanueva defiende que el mundo rural no necesariamente es depositario de mayor hostilidad hacia el colectivo que el urbano

María José García

Coincidiendo con la Semana del Orgullo, conversamos con Jesús Villanueva, vecino de Benalauría, sobre la realidad de pertenecer al colectivo y vivir con plenitud en el medio rural.

Villanueva incide en la importancia de crear referentes en los pueblos que desmitifiquen su supuesto carácter hostil hacia personas LGTBIQ+: “A veces se nos traslada el discurso de que un pueblo no es lugar para una persona no heterosexual y yo no lo he vivido así. Entiendo que habrá vivencias de todo tipo. Es verdad que durante mi infancia tuve una parte más negativa, donde si percibí cierto rechazo, sobre todo por parte de personas de mi mismo sexo”.

Tras haber llevado a cabo un arduo trabajo de aceptación, el joven se siente con el “compromiso social” de hacer visible y normalizar su condición sin miedo para facilitar este trabajo a generaciones futuras: “No sabemos qué niña, niño o adolescente nos está viendo, podemos ser realmente importantes para que las nuevas generaciones de nuestros pueblos crezcan pensando que es posible ser tú mismo en tu pueblo. A mí me hubiese encantado ver de niño a alguien en mi pueblo que me hubiese hecho sentir más seguro, me hubiese encantado pensar «Jesús, lo que sientes no está mal porque hay más gente aquí que lo siente»”.

Villanueva asegura que, junto a su pareja actual, ha vivido dos conatos de agresión, ambas en un contexto urbano, en Roma y en Málaga: “El episodio violento que vivimos en Roma tuvo lugar en un bar, y una de las cosas que más nos sorprendió es que nadie hizo nada para parar lo que estaba ocurriendo. Nadie se levantó de su silla. Tenemos que dejar de ser impermeables ante una injusticia o ante una situación que sabemos que no es correcta. A mí en este hecho me arruinó un viaje, y a veces pienso: «No tengo necesidad de pasar un mal rato» y es cierto que después de este hecho me siento condicionado en algunos contextos. Por otra parte soy una persona muy consciente de que hay que mostrarse de manera libre, a pesar de estos episodios”.

El joven subraya la importancia de no convertirnos en cómplices de situaciones de discriminación manifiestas: “La mayoría de personas que juzgan desconocen el trabajo que hay detrás de la aceptación de una persona no heterosexual para sentirse bien consigo misma y aprender a que las críticas y opiniones no le afecten. No se puede opinar si no se sabe lo que se siente en el otro lado cuando decides ser tú mismo, y es hora de que las personas que tenemos esta conciencia frenemos conversaciones, opiniones o posturas intolerantes”.

Finalmente Jesús pretende trasladar un mensaje optimista, ya que la aceptación social del colectivo es cada vez mayor en lugares como Benalauría, y dice sentirse muy orgulloso de la tolerancia que demuestran sus vecinos en el día a día: “Actualmente resido aquí con mi pareja y me encuentro feliz, me encuentro bien. De joven no pensaba que esta vida podría ser para mí. Y ahora la estoy disfrutando mucho”.