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Piden gafas usadas para un hospital en el Congo

Márquez posa junto a sus empleadas en la puerta de la óptica, donde se pueden dejar las lentes usadas hasta el mes de julio // Paloma González

General Óptica Ronda inicia una campaña de donación de lentes a beneficio de los habitantes de Boma

Paloma González

General Óptica Ronda ha puesto en marcha, junto con la ONG rondeña Contagia Solidaridad, una campaña para poder llevar este verano al Hospital de Boma, en la República Democrática del Congo, el mayor número de gafas usadas posibles.

Según ha explicado Concha Márquez Hiraldo, la responsable de esta óptica situada en la plaza del Socorro, las condiciones de pobreza en esta zona del continente africano son extremas. Tanto es así, que su centro hospitalario ni siquiera puede realizar las mediciones más básicas de vista porque carecen del equipamiento mínimo necesario:

“Hablé con la persona encargada de dirigir el hospital y me comentó que en lo que a visión se refiere, no hay absolutamente nada, ni aparatos ni lentes para la población. Las necesidades visuales no están cubiertas en ningún sentido”.

Es por ello que han realizado un llamamiento a la población para que colabore en esta iniciativa solidaria de la que se pueden beneficiar personas de todas las edades, desde niños hasta ancianos.

“Seguro que muchos de nosotros tenemos guardadas en algún cajón unas gafas antiguas que hace años que no utilizamos. ¿Qué mejor forma de deshacernos de ella que donándolas a personas que las necesitan y que no tienen oportunidad ni siquiera de poder comprarlas?”, apunta la gerente optometrista.

Uno de los objetivos es llevar la mayor cantidad posible, incluidas gafas de sol ya que, según Márquez, en esta zona se han localizado casos de albinismo tanto en adultos como en niños, a los que el sol les afecta de manera especialmente perjudicial.

Las lentes se pueden depositar en General Óptica Ronda hasta finales de julio en horario de lunes a viernes de 9,30 a 14 horas y de 16,30 a 20,30 horas. También se pueden entregar los sábados en horario de mañana, de 9,30 a 14,00 horas. Aquí se revisarán, se limpiarán y se clasificarán.

No obstante, desplazar el material es una acción arriesgada teniendo en cuenta la situación política y social del territorio de destino, según apunta Márquez: “Hay que hacer un recorrido muy largo, de más de cien kilómetros, desde Kinsasa. Es una zona muy peligrosa. De hecho, no hay ninguna ONG que opere allí”.

En cualquier caso, Concha Márquez asegura estar tan concienciada con la causa que va a intentar dar un paso más para favorecer a la población congoleña: “Además de intentar hacer todas las revisiones que pueda durante las dos semanas que voy a estar allí, mi sueño es poder dejar el material allí y enseñar a algunos de los trabajadores del hospital los conocimientos más básicos para que sigan realizando revisiones de vista cuando nos marchemos”.