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Pinchazos el ocio nocturno: “Es un delito, aunque no se inyecte nada”

Hasta la fecha se han contabilizado en Andalucía 15 casos relacionados con esta problemática, cuatro de ellos en la provincia de Málaga. // Freepik

Hasta la fecha se han contabilizado en Andalucía 15 casos relacionados con esta problemática, cuatro de ellos en la provincia de Málaga. // Freepik

El portavoz del SAS en esta materia que ha suscitado alarma social, advierte de que estos actos constituyen un delito de lesiones penados con hasta tres años de cárcel

03 Aug 2022 - 16:26 // Charry TV Noticias

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José Antonio Lorente, portavoz del SAS en esta materia, incide en la importancia de acudir a un centro de salud ante cualquier sospecha, para descartar la presencia de sustancias químicas. // CharryTV
José Antonio Lorente, portavoz del SAS en esta materia, incide en la importancia de acudir a un centro de salud ante cualquier sospecha, para descartar la presencia de sustancias químicas. // CharryTV

María José García

El Servicio Andaluz de Salud investiga o ha investigado hasta la fecha 15 casos de presuntos pinchazos a mujeres en espacios de ocio nocturno, como pubs o discotecas en Andalucía, cuatro de ellos en la provincia de Málaga. Y en los análisis acometidos por ahora no se han identificado sustancias químicas que vinculen estos actos con la conocida como sumisión química.

Es decir, un método con el que el agresor persigue anular la voluntad de las víctimas con el objetivo de comprometer su libertad sexual, mediante el suministro de sustancias, por lo general, a través de la bebida. No parece ser el caso de los pinchazos, que, con todo, son constitutivos de delito. Así lo constata José Antonio Lorente, portavoz del SAS sobre esta explosión de casos de pinchazos en el ocio nocturno, y catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada.

“El simple hecho de pinchar a una persona es provocar una lesión, y eso es un delito de lesiones que está recogido en nuestro ordenamiento jurídico en el artículo 147 de Código Penal”, agrega Lorente. Los delitos de lesiones están castigados con entre tres meses y tres años de prisión o con entre seis y 12 meses de multa, mientras que pueden alcanzar los seis años de cárcel de incluir algún tipo de agravante.

A pesar de que las pruebas efectuadas hasta la fecha parezcan descartar la sumisión química y apuntan más a “una macabra y criminal broma o intento de generar pánico”, el portavoz hace hincapié en la necesidad de actuar tan pronto como la víctima, en la mayoría de casos mujeres, tengan una sospecha evidente de haber sido pinchadas en cualquier contexto.

“Cualquier chica que haya tenido la sensación o la seguridad absoluta de que le han pinchado debe acudir al hospital o al centro de salud más cercano para que la examinen. Primero para descartar que pueda tener cualquier sustancia, si tiene cualquier sustancia para que le hagan un tratamiento adecuado y en segundo porque a partir de ahí se inicia un parte de lesiones, una investigación forense, policial, judicial, etc.”, argumenta. Desde 2018, la Consejería de Salud aplica un protocolo orientado a posibles casos de sumisión química que involucra tanto a personal sanitario como a cuerpos y fuerzas de seguridad.

El hecho de que no haya habido inyecciones en los casos descritos, se erige como otra de las razones para descartar la sumisión química, puesto que, como explica Lorente, durante una inyección, el sujeto que la recibe percibe una doble sensación de dolor: cuando la aguja atraviesa la epidermis, y cuando esta atraviesa el músculo para generar una respuesta en el organismo, ocasionando presión en la zona. Un proceso que, para ser efectivo, debe prolongarse durante varios segundos en los que la víctima sería plenamente consciente, y tendría tiempo de reaccionar.

Informar con prudencia y sin alarmismo

La aparición en pocas semanas de numerosas denuncias de pinchazos en espacios dedicados al ocio nocturno ha despertado cierta alarma social, al tratarse de un nuevo método para coartar la libertad de las mujeres, ya que el femenino es el género mayoritario objeto de estas lesiones. Pero ¿cómo evitar caer en un alarmismo innecesario a la hora de informar?

El portavoz admite que la trascendencia de los testimonios en los medios de comunicación puede derivar en un “efecto de imitación” en potenciales agresores, pero dado el repunte de denuncias, es un asunto que no debe pasar desapercibido, y que conviene abordar con prudencia. La información, a juicio de Lorente, debe trasladar a las víctimas los mecanismos con los que cuentan a nivel médico, policial, judicial y forense; así como a los posibles autores sobre las consecuencias legales de sus actos.

Por otro lado, los testimonios de supuestas víctimas se han disparado en redes sociales, y la difusión de algunos de ellos puede agravar la desinformación que existe al respecto. Es por ello que el portavoz llama a compartir únicamente aquellas historias que aborden la experiencia de manera completa, en la que las presuntas víctimas indiquen en detalle todo el proceso, incluyendo la atención recibida por parte de los servicios sanitarios y policiales o judiciales. Aconseja obviar aquellas historias que únicamente hablan de las sensaciones del pinchazo en sí, ya que pueden contribuir a despertar pánico en la población general.

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