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Aventura en las entrañas de la Sima Saragato, en la Toscana italiana

Imagen del vivac creado en el interior de la cueva para refugiarse. // Manu Guerrero.

Imagen del vivac creado en el interior de la cueva para refugiarse. // Manu Guerrero.

El rondeño Manu Guerrero formaba parte de un grupo de seis espeleólogos que quedó atrapado por un terremoto en un pozo a -300 metros

17 Jan 2014 - 20:18 // Charry TV Noticias

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Resumen de la expedición a la Sima Saragato - Manu Guerrero. // CharryTV

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La temperatura en la cavidad era de cuatro grados. // Manu Guerrero.
La temperatura en la cavidad era de cuatro grados. // Manu Guerrero.

Pretendían emplear tres días en las labores de investigación. // Manu Guerrero.
Pretendían emplear tres días en las labores de investigación. // Manu Guerrero.

Cinco minutos de diferencia pueden ser claves para que una historia termine convirtiéndose en una tragedia o tenga un final feliz. Pudo ser cuestión de suerte que la expedición de la que formó parte el espeleólogo rondeño Manu Guerrero en la Sima Saragato, en la Toscana italiana, pueda ser hoy contada por él mismo.

Y es que un terremoto de 5,2 grados en la escala de Richter sorprendió al grupo de espeleólogos, que integraban otros tres andaluces y dos italianos, cuando se encontraban en el interior de una cavidad a 300 metros de profundidad, lo que los retuvo en las entrañas de la tierra casi 24 horas.

“Si el terremoto hubiese tenido lugar cinco minutos antes, no lo hubiésemos contado. Lo teníamos todo en contra”, cuenta Manu, un bombero de 44 años de edad y una larga trayectoria en este campo, puesto que además preside el Espeleoclub Pasos Largos.

La Sima Saragato se ubica en los Alpes Alpuanos, una zona conocida por sus grandes cavidades donde los espeleólogos pretendían realizar una campaña de exploración durante tres días. 

Hacía 80 años que en la zona no se producía un terremoto de estas características, similar en su intensidad al que tuvo lugar en la localidad murciana de Lorca en mayo de 2011, por lo que la sorpresa fue mayúscula para el grupo. “Primero tocaba tranquilizarnos e intentar refugiarnos en un vivac, ya que la temperatura era de sólo cuatro grados”, señala.

Durante el tiempo que estuvieron en el interior de la cueva se produjeron un total de 73 réplicas, que provocaron la caída de numerosas piedras. “Pasamos toda la noche allí y a las siete de la mañana, a pesar de los temblores del suelo cada cuarto de hora, decidimos salir”, cuenta Manu.

Fue uno de sus compañeros, José Luis Rubio, quien se atrevió a salir en primer lugar, corriendo un importante riesgo, ya que no conocían el estado de las cuerdas y anclajes que habían utilizado en su descenso. Manu explica que su compañero Rubio, que ya ha salido indemne de varias expediciones muy arriesgadas, "es un superhombre. Dijo que saldría el primero porque a él no lo esperaba nadie fuera”.

Pese al evidente peligro que corrieron y a que la historia pudo ser muy diferente, este percance no ha conseguido mermar la pasión de Manu y sus compañeros por la espeleología. "En mis veinte años realizando expediciones es la peor situación a la que me he enfrentado", concluye el rondeño. 

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