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Carmen Morales: “Hemos intentado que la gente se sienta como en la bodega al escuchar el disco”

En la imagen Carmen Morales junto al productor gaditano Calde Ramírez durante la grabación del álbum. // Miguel Retamero

En la imagen Carmen Morales junto al productor gaditano Calde Ramírez durante la grabación del álbum. // Miguel Retamero

La pianista y artista sonora trabaja en la grabación de un álbum colaborativo editado por Oigovisiones que mezcla la electrónica y la ecología musical

24 Aug 2021 - 19:51 // Charry TV Noticias

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La capilla de la Bodega Descalzos Viejos permite registrar una acústica peculiar. // Miguel Retamero
La capilla de la Bodega Descalzos Viejos permite registrar una acústica peculiar. // Miguel Retamero

María José García

Estos días la Bodega Descalzos Viejos no solo ha sido escenario del inicio de la vendimia, sino que además se ha convertido en el estudio para la grabación de un trabajo musical muy especial. Se trata del primer álbum de la pianista y artista sonora Carmen Morales. Un trabajo que edita el sello Oigovisiones, en el que colabora estrechamente con el técnico de sonido y productor gaditano Calde Ramírez, con Juanjo Caradusanto y con el componente de la banda Cravat Carlos Contreras, ambos malagueños.

Morales trabaja el piano preparado, es decir, la introducción de materiales entre las cuerdas del piano que modifican su sonido, como trozos de madera, de goma e, incluso, tornillos. Un instrumento esencial que unido a los sintetizadores modulares que aportan Caradusanto y Contreras, y a los sonidos de la naturaleza que rodea a la bodega logran una simbiosis equilibrada entre electrónica experimental y la llamada ecología musical.

La selección de la bodega no es casual, y es que la capilla de este espacio ofrece una acústica muy singular, que hace que los sonidos sean “más largos y mágicos “como narra la propia Carmen. “Con este tipo de música grabar en un estudio, que da un sonido muy limpio, muy seco, no tiene mucho sentido, porque aquí se trata más de escuchar y de la vivencia de la escucha, que del lenguaje o el material musical. No es tan narrativo como experiencial, y aunque estuvimos buscando sitios ya en mi cabeza desde el principio estaba la bodega”, reconoce.

El álbum, cuya versión digital verá la luz previsiblemente el próximo mes de diciembre, incluye la grabación de sonidos del entorno como el sonido de las chicharras, del movimiento de la vegetación por el viento, e incluso del nacimiento de agua con el que cuenta la bodega que ha sido recogido con hidrófonos o micrófonos sumergibles. En total se han utilizado una docena de micrófonos, la mayoría de los cuales graban en 360 grados, permitiendo una escucha binaural o completa.

“El proyecto más importante de este disco ha sido el diseño de la grabación. Hemos intentado que cuando la gente se ponga el disco en casa sienta que realmente está en la bodega. Cuando te pones los cascos te transportas” sostiene la rondeña.

Morales no solo se encuentra inmersa en la grabación y postproducción de este álbum, que hasta la fecha carece de título. La joven música graba estos días otro disco junto al improvisador Wade Matthews, con el que ya colaboró Morales como parte del dúo artístico Duro Vino, que conforma junto al artista visual Miguel Retamero. Además, la pianista viajará a finales de septiembre a Barcelona para grabar otro trabajo con Juan Pablo Balcázar, un contrabajista consagrado de la escena del free jazz en la capital catalana. 

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